Ana sigue pensando…
Siento amnesia del pasado. Me calma saber que es una condición básica de la adaptación. Si hay una cosa en la que he tenido éxito, es la adaptación, con cambios, me recreaba a mí misma de inmediato, sin darle mucha vuelta a lo que había dejado atrás, con tristeza, pero sin nostalgia; poder adaptarme al cambio involucraba olvidar, dejar ir a quien había sido yo antes para convertirme en alguien diferente. Me parecía divertido cambiar de lugar, de gente y el desafío de readaptarme me daba la adrenalina y orgullo que necesitaba para poder lograrlo.
Siento que estoy comenzando con una investigación de mí misma que me hubiera gustado comenzar hace mucho tiempo. Me enoja pensar que mi madre no me ayudó con estas preguntas, ¿Qué te hace feliz? ¿En qué eres buena? ¿Qué quieres ser?
Ahora yo me tengo que hacer estas preguntas, no sólo para mí sino para mi hija a la que quiero descubrir y ayudar para que descubra cuáles son sus pasiones.
La respuesta está en mi interior; simplemente la tengo que descubrir durante mi búsqueda interna. Mi falta de análisis, mi confianza en mi intuición y mi necesidad de acción me llevaron a tomar decisiones apresuradas.
Me aterroriza la pregunta casual que hace la gente: ¿y qué eres? La definición de madre de tres, una buena amiga, una buena esposa, una buena hija no me es suficiente. Y de todos modos, ¿quién soy? Siempre he admirado a las personas “especiales”, las que tenían un gran proyecto que las definía. Siempre me he considerado como una persona llena de pasión y energía… pero ahora me pregunto si lo estoy tirando todo a la basura… o mejor aún, si no lo estoy aprovechando al máximo.