Angela, una psicoanalista brasilera de 60 años, escribió esto: La pregunta que me hago es si todavía soy un “seeker” pero parece que estoy hablando de algo a lo que ya no me siento muy unida; parece un pasado lejano del que tengo memoria racional pero no física ni sensible. Creo que se puede curar ser un “seeker” y que uno simplemente recuerda haber sido uno cuando pasa por crisis existenciales, pero uno se recupera más rápido. A veces lo que siento es cierta ansiedad como si tuviera que estropear la vida un poco para darle más sabor. Pero también sé los riesgos que corro y no me quiero perder en ellos otra vez. Es gracioso que cuando esto sucede sueño con cosas que mi padre me dijo, como una frase: “siempre salí con plata para un taxi porque si las cosas se ponen feas siempre puedes volver a casa”. Tengo otros lugares seguros que existen dentro de mí, en mis sueños. No he perdido el don de la empatía. Lo que ha cambiado es que puedo percibir fácilmente lo que es mío y lo que le pertenece a los otros. Ahora puedo detectar fácilmente lo que me pertenece y lo que no. Esto es un alivio porque ya no me siento abrumada por mi confusión. Es como que tengo una herramienta en mis manos. Quizás éste sea un camino a la recuperación; poder usar nuestros dones de la mejor manera para uno. Yo no me siento a merced de este rasgo, lo uso cuando es necesario y lo abandono cuando mi naturaleza rebelde parece empujarme para meterme en problemas.