Aceptando el Seeker en mí

Ivana, viajera, generalista, pero sobre todo maestra, escribió este testimonio:

Soy de cáncer, me repiten que estoy hecha para crear raíces, la maternidad, hogar, pero parece que no encajo en esa descripción, aunque me siento así en lo más profundo de mí. Soy como una planta con raíces flotantes, una tortuga con una casa móvil en la espalda. Fue difícil para mí entender que tenía que redefinir los conceptos de mi signo de cáncer para poder sobrevivir.

Cuido de mi red social cuidadosamente, por suerte es flexible y se estira hasta el fin del mundo, a donde yo vaya. Construyo profundas amistades individuales, los grupos no son para mí.

Soy activa y motivada. Siempre cambio, apoyo el cambio, pero deseo la tranquila estabilidad. El cambio me motiva, creo que la vida bien vivida requiere cambio, por lo tanto, constante aprendizaje, constante adaptación, vivir hasta el final.

Soy buena en muchas cosas; tengo muchos talentos, lo que hace imposible las introducciones cortas. Generalista, dijo alguien, pero el resto del mundo busca una palabra que les permita conocerte de inmediato y la palabra generalista no funciona.

Quizás “seeker” me queda mejor, me da paz, ya que el movimiento y la inquietud por lo desconocido me mantienen viva y sonriente. Cuando aprendí este concepto, respiré hondo.

Una vez, hace toda una vida, me fui de casa, de mi familia, de mi amante, de mi ciudad, de mi país para buscar algo. Durante mi viaje, me di cuenta de que el viaje me emocionaba más que el destino final. Sentí que todavía me faltaba encontrar mi lugar, faltaba conocer a la persona con quien compartir mi vida. Qué tonta, todavía no me conocía a mí misma

Tomó coraje, tiempo y una mente abierta para entender el concepto de “seeker”, que estaba bien sentirme como me sentía, que no estaba sola y que no necesitaba encajar.

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